SIBO
SIBO no es el nombre de una bacteria, es el acrónimo de Small Intestinal Bacterial Overgrowth (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado). Llamamos microbiota intestinal al conjunto de todos los microorganismos (bacterias, arqueas, virus, hongos y protozoos) que alberga el sistema digestivo.
El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado o SIBO, como se le conoce por sus siglas en inglés, consiste en la presencia anormal de bacterias en el intestino delgado. Estas bacterias, normalmente, están en mayores concentraciones en el colon. Cuando se ingieren hidratos de carbono o azúcares, las bacterias hacen una reacción de fermentación en el mismo intestino delgado, lo que genera una cantidad excesiva de gases que provocan la sintomatología.
Las molestias más frecuentes del SIBO son la distensión abdominal (aumento del perímetro abdominal), hinchazón abdominal (percepción de pesadez), sensación de digestiones pesadas, aumento de gases, acidez, diarrea y estreñimiento. Además el SIBO se suele manifestar con dolor abdominal, distensión, gases, diarrea y movimientos intestinales irregulares. Estos problemas pueden llevar a la malabsorción, lo que resulta en deficiencias nutricionales, anemia o hipoproteinemia (disminución de la concentración sérica de proteínas).
El diagnóstico se realiza aspirando el contenido del yeyuno (mediante endoscopia) y cultivando la muestra en el laboratorio. Una concentración mayor de 103 UFC/mL en dicho cultivo indicaría la presencia de SIBO. Una de las limitaciones es que todavía no hay un consenso sobre cuál es la microbiota normal en el intestino delgado. Debido al carácter invasivo de esa prueba, se utilizan también test indirectos de aliento. Consisten en medir la cantidad de hidrógeno y de metano que se exhala tras beber una mezcla de agua y glucosa o lactulosa. Este tipo de azúcares se suelen absorber y degradar en el intestino grueso y no en el delgado.
Abrazo cariñoso,
Sofia Cáceres Nuñez
Nutricionista especialista en Salud Digestiva